Gracias.

Gracias por haber puesto la palabra Argentina en boca de gente que no sabe dónde queda.
Gracias por habernos dado a probar el gusto de saber que podemos ser los mejores.
Gracias por demostrarnos que no es necesaria la política corrupta ni los insultos para que los demás hablen de nosotros.
Gracias por darnos otro motivo para festejar.
Gracias por escribir un pedacito más de esa historia que le voy a contar a mis nietos.
Gracias por una película donde la política es el segundo plano, y la justicia el primero.
Gracias por habernos dejado ver a los ojos, a todos aquellos que alguna vez solo pensamos ver en un cine.
Gracias por el idioma, por el Racing Club de Avellaneda, por los bares escondidos por el centro, por el espíritu de que las cosas no se terminan hasta que llegue el final. Gracias por ese pedazo de Argentina que esparcieron por el mundo.
Gracias por habernos revelado El Secreto de sus Ojos.
Desde ya, Muchas Gracias.